Después, añadía: “Pero seamos meridianamente claros sobre el alcance de la misión. Esta no va a ser una misión para construir un muro nuevo. No va a ser una misión para hacer redadas de mujeres y niños o para detener a gente que huye de la violencia y busca una vida mejor. Y la Guardia Nacional de California no va a ejecutar leyes de inmigración federales”.
A esta carta siguieron días de tira y afloja en los que el Gobierno federal no aseguraba los fondos para la misión y California no cambiaba sus términos. El lunes, un alto cargo de Seguridad Nacional dijo en una reunión de prensa en Washington que California se había negado a desplegar los militares. California negó que se hubiera negado a nada. El martes,
Trump atacó al gobernador Brown en un tuit diciendo que “no es capaz de asumir que la Guardia Nacional patrulle la frontera”. Brown se encontraba en Washington, donde dijo que las negociaciones seguían abiertas.
La orden que ha publicado Brown este miércoles deja intactos sus términos iniciales. La misión de los 400 militares, que dura hasta el 30 de septiembre, será “combatir la amenaza de crimen transnacional que se extiende por áreas de California, más allá de la frontera” y combatir a las mafias y los traficantes de personas, drogas y armas.
La orden dice expresamente: “La Guardia Nacional de California no se involucrarán en ninguna actividad policial ni de ejecución de las leyes de inmigración, ni arrestar personas por violar leyes de inmigración, custodiar personas detenidas por violar supuestamente leyes de inmigración, o apoyar actividades de ejecución de leyes de inmigración”. También prohíbe expresamente a sus tropas participar en la construcción de cualquier tipo de muro. El Gobierno de Trump ha aceptado asumir el coste de la misión con estas condiciones, según la oficina del gobernador.
El jueves por la mañana, con la información de la misión de California en los periódicos, Trump acudió a Twitter para decir que no pensaba financiar la "farsa" del gobernador Brown, según sus palabras. La Guardia Nacional de California, sin embargo, tuiteó que tenía confirmación del Pentágono de que la financiación seguía adelante. "En definitiva, no ha cambiado nada", añadió el cuerpo militar en otro mensaje.
El anuncio de Trump suponía movilizar a la Guardia Nacional, un Ejército de reservistas que depende de los estados y recibe órdenes del gobernador. Arizona y Texas, ambas gobernadas por republicanos, respondieron inmediatamente con entusiasmo a la petición de Trump. Arizona enviará 225 efectivos, Nuevo México (una frontera corta y desértica), 60, y Texas, el estado con más kilómetros de frontera (y la zona más porosa), 650. Trump había anunciado entre 2.000 y 4.000 soldados. En total, sumando California, por el momento habrá unos 1.300.
Trump no es el primer presidente en enviar la Guardia Nacional a la frontera. Lo hicieron Barack Obama y George W. Bush antes que él, en números similares. En 2014, el gobernador de Texas Rick Perry envió también a la Guardia Nacional ante la crisis de los menores no acompañados centroamericanos, que comenzaron ese año a llegar por decenas de miles y desbordaron los sistemas de inmigración. En general, la Guardia Nacional proporciona apoyo logístico a la policía de fronteras (Border Patrol), lo que les permite tener más efectivos sobre el terreno, en vez de en labores de intendencia, pero no se involucra directamente en el trabajo policial.
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